Es un alimento muy común y accesible, y aunque muchas veces es incluido en la categoría de nueces y frutos secos, el maní es una legumbre que crece bajo tierra. Esto quiere decir que el maní se parece más a las lentejas y los garbanzos que a las almendras o nueces, pese a que su manera de consumo es distinta. Se lo come como bocadillo, merienda o en platos, sopas o postres. Tan versátil y nutritivo, ¿cuál es su origen?
El origen
El maní que ahora conocemos es el resultado del cruce de dos especies silvestres, que sucedió hace unos 9400 años al sur de Bolivia, gracias a la migración y recolección humana. Se empezó el cultivo por el aprovechamiento de la semilla desde hace 7000 a 8000 años en territorio andino y se fue esparciendo de a poco.
La cultura inca fue la encargada de extender el cultivo a Sudamérica y Mesoamérica. El maní fue adoptado rápidamente por los aztecas, donde tomó el nombre de “cacahuate”, un derivado de la palabra náhuatl “tlālcacahuatl”, que significa “cacao de la tierra”. Se incluyó en muchas recetas, como el mole.
Fue en un mercado de la capital azteca donde los conquistadores españoles conocieron esta nutritiva legumbre por primera vez. La trasladaron hasta el continente europeo y fue asimilada en la cultura y bien recibida por su terreno. Desde Europa y de la mano de los misioneros, el maní llegó a Asia donde fue muy bien recibido y se convirtió en un ingrediente importante en su variada gastronomía. Por comerciantes y exploradores llegó a África, donde se hizo común en la región tropical.
El maní en Bolivia
Ya que su origen es en el territorio boliviano, el maní siempre estuvo presente en la gastronomía nacional. Actualmente, las maneras más comunes de consumo son: la salsa de maní picante, que acompaña tucumanas o anticuchos; salsa huancaína, para las papas; rebozado en chuño o fideos para el phuti o en tunta para acompañar picantes; la sabrosa nogada de cordero o como snackdulce en una barra de maní.
En julio de este año, el Viceministerio de Turismo lanzó un concurso para identificar al plato que represente el país. El ganador fue la sopa de maní. El registro de este plato data de fines del siglo XIX, con ingredientes que lo hacen mestizo, como la zanahoria y el fideo. De todas maneras, la sopa de maní es un plato que se puede encontrar en todo el territorio boliviano, con algunas variaciones según los ingredientes que se producen en el lugar: la versión cruceña tiene pollo y fideos pequeños, la cochabambina tiene un fondo de costilla, hierbabuena y fideos grandes, la versión paceña se caracteriza por tener papitas fritas por encima.