Chiquitos y nutritivos: arándanos

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Las bayas son los caramelos de la naturaleza. Por sus colores vibrantes, atrajeron al ser humano desde sus tiempos nómadas, cuando las bayas salvajes eran fuente energética para el subsistir, hasta ahora, que son utilizadas para aumentar el valor nutricional de la dieta. 

Los arándanos son un tipo de baya típica de Norteamérica y de países nórdicos en Europa. Tienen un profundo color azul (que explica su nombre en inglés blueberry: baya azul), con una delgada cáscara que sostiene el jugoso interior.  Crece en un pequeño arbusto que alcanza los 25 a 50 centímetros de altura y florece todo el año. 

Aunque estuvieron presentes siempre, no fue hasta 1916 que los arándanos realizaron su viaje desde el campo a la mesa, ya como un cultivo domesticado. Elizabeth White y Frederick Coville, estadounidenses, experimentaron por varios años en sus granjas de otras bayas para lograr triunfar con los arándanos, en contra de las expectativas de los demás. A partir de 1917, el éxito de las bayas azules empezó a arrasar por Estados Unidos. 

A partir de 1990 se empezó a investigar más sobre su valor nutricional. Ahora se sabe que los arándanos son un súperalimento, ya que son bajos en grasa, altos en vitamina C y fibra, además de una gran fuente de magnesio, que ayuda en la salud ósea, y de polifenoles que contienen antioxidantes y propiedades antiinflamatorias que ayudan a los procesos de prevención de enfermedades cardiovasculares y cáncer. ¡También ayudan con el envejecimiento prematuro!

En Bolivia

El proyecto de hacer crecer esta beneficiosa baya en el sur del país inició hace diez años. Desde el 2010 se cultiva, bajo la etiqueta de “Andean Blueberries”, a cargo de la empresa Agro Náyade, quienes han perfeccionado el método de producción de una fruta que requiere alto grado de complejidad y tecnología de punta. Su cosecha es larga y dificultosa, ya que requiere mucha delicadeza e higiene para preservar la calidad del producto.

Haber logrado cultivar esta planta en Bolivia es muestra del rico terreno que tenemos y del gran capital humano, capaz de contribuir a la alimentación saludable con productos nutritivos y sabrosos.

 

Articulo realizado en colaboración con MIGA Bolivia

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