Con cáscara aromática y dulce pulpa: Mandarina

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Se acerca el invierno y con él viene el olor a cítricos flotante en toda la ciudad.  Niños con los brazos pegajosos de jugo, gente aromatizando el ambiente al pelar frutas en espacios abiertos. El cambio de clima trae consigo la gran variedad de cítricos y con ellos, la mandarina.

Se origina en el continente asiático, en China, donde se cultivó durante siglos. Su migración y cultivo en Europa inició en el siglo XIX, desde donde migró hacia América y algunos países africanos.

Aunque no hay certeza, parece que el nombre ‘mandarina’ viene del color de los trajes que utilizaban los Mandarines, funcionarios públicos durante la China imperial

Son muy fáciles de pelar, con una cáscara llena de aceites esenciales. Dulce, jugosa y llena de vitamina C, su pulpa suave y con poca acidez conquista todos los paladares.

China, España y Japón son los principales productores de mandarinas. El grupo común de mandarinas, conocido como “Clementina”, son particularmente bien adaptado al clima de la zona mediterránea.

En Bolivia:

Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), los Yungas y el Chapare son las regiones que más cítricos producen, seguidas por la Chiquitina y el Pantanal.  Se producen naranja, mandarina, limón, lima y toronja.

La mandarina es uno de los principales cítricos de Bolivia. Su producción está en aumento en el oriente boliviano.

Se consume mucha mandarina en los meses de invierno, cuando su producción natural es abundante. Como tradición, también se la come en la fiesta de Corpus Christi, acompañada de otros cítricos y maní.

Articulo realizado en colaboración con MIGA Bolivia

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