Habas: la alternativa más amigable con el medio ambiente que la soja

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Muchos consumidores llevan tiempo pidiendo una alternativa a la soja con la que hoy en día se producen cientos de productos, y cuyo cultivo, pese a postularse como una buena alternativa a las proteínas de origen animal, ejerce una gran presión sobre el medio ambiente. Una alternativa podría centrarse precisamente en el cultivo de habas, según apunta ahora un nuevo estudio llevado a cabo recientemente por el Departamento de Ciencia de los Alimentos de la Universidad de Copenhague.

Según los resultados de una investigación desarrollada por los expertos, las habas pueden ser una alternativa ecológica a la soja por varias razones. Se pueden cultivar a nivel local, lo que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, preservan más eficazmente la biodiversidad, no son un producto modificado genéticamente como lo es la mayoría de la soja, y se pueden procesar sin problemas para obtener una proteína en polvo concentrada, con un mejor grado de absorción por el organismo.

“El impacto medioambiental del actual cultivo de soja fue lo que nos indujo a buscar un método de procesamiento de habas que nos permitiera producir proteína en polvo concentrada, como ya se hacía con la primera” explica Lykke Petersen, coautora del estudio titulado “Comparison of Faba Bean Protein Ingredients Produced Using Dry Fractionation and Isoelectric Precipitation: Techno-Functional, Nutritional and Environmental Performance” y publicado en la revista especializada Foods. 

Según los investigadores daneses, cada vez son más los consumidores conscientes de la enorme presión que ejerce el cultivo de soja en el medioambiente, así como de su contenido en elementos indeseados para la salud como pueden ser las trazas del herbicida glifosato, utilizado especialmente en la producción de soja transgénica. 

Existen claras evidencias de que el glifosato que aporta provoca la pérdida de biodiversidad y, en particular, tiene consecuencias negativas para la salud del suelo y las poblaciones de insectos polinizadores. El caso es que, buscando alternativas como respuesta a los problemas generados por la soja, los expertos han identificado las habas como un alimento que ofrece una funcionalidad comparable a la soja, eso sí, mediante un sistema de procesamiento que permite obtener una proteína en polvo concentrada, donde se han eliminado aquellas sustancias que podrían provocar problemas de digestión.

Las habas resultan así mucho más sostenibles, ya que a diferencia de la soja que se cultiva principalmente en Estados Unidos y América del Sur, y debe ser importada, puede adaptarse a los climas más fríos de Europa. Todo ello sin tener en cuenta que en extensos terrenos de Brasil y Paraguay han sido taladas grandes extensiones de bosque para dar lugar a extensos monocultivos de soja, lo que ha tenido consecuencias muy negativas para la vida silvestre, la biodiversidad y las emisiones de CO2.

Para dar con esta alternativa los investigadores probaron con varios cultivos. Buscaron aquellos con el mayor potencial para producir proteína en polvo y fácilmente adaptables al clima y los suelos daneses. “Las habas superaron a las lentejas, al amaranto, el trigo sarraceno o la quinoa” explica Petersen.

Utilizando un innovador método conocido como fraccionamiento húmedo, los investigadores lograron concentrar la proteína del haba eliminando a su vez sustancias que inhibirían la digestión de la proteína. Esto permite que las proteínas nutritivas de las habas sean fácilmente absorbidas. 

ALTERNATIVA ECOLÓGICA: CULTIVO DE HABAS VERDES

“El fraccionamiento húmedo se logra al moler las habas en una harina para luego agregar agua y convertirlo todo en una especie de sopa. A partir de ahí, nos resulta más fácil clasificar y separar las sustancias menos beneficiosas para producir un producto óptimo”, añade la investigadora. 

“Nuestros resultados demuestran que este método aumenta significativamente el contenido de proteínas del producto. Además, en pruebas posteriores hemos podido comprobar que esta proteína se digiere casi tan fácilmente como si la procedente de productos animales se tratara”.

Otro aspecto a tener en cuenta es el análisis realizado del perfil de textura, color y sabor del nuevo ingrediente proteico desarrollado, parece ser que se mantiene el color, el sabor es neutro y tiene una buena textura, por lo que sus características permiten que sea un producto que puede competir con la soja y con otras proteínas vegetales.

Definitivamente es una gran noticia para nuestro planeta. Pero, ahora que ya sabes todo esto, ¿tú estarías dispuesto a intercambiar tu consumo de soja por este nuevo descubrimiento? 

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