Cocinar con cebolla es bastante sencillo además de delicioso. Sin embargo, existen algunos secretos que harán que tu preparación quede perfecta, pero a la vez no sufras en el intento, así que hoy te dejamos algunos tips para que tu experiencia con este ingrediente sea la mejor.
En la cocina existen diferentes formas de preparar la cebolla, hablemos de las más comunes:
Freírla hasta que se transparente y tenga una consistencia más suave:
Para tener este resultado, se la debe freír suavemente, a fuego lento aproximadamente durante diez minutos y revolverla cada cierto tiempo para que cambie la textura y el color de la misma a uno traslúcido.
Dorar las cebollas:
Si lo que quieres es que cambie de tono a uno entre dorado y café, lo que debes hacer es freírla a fuego medio. Puedes mantenerla unos minutos quieta, pero para mantener un color uniforme, lo mejor es removerla unas cuantas veces. El tiempo de cocción se incrementa, de 5 a 10 minutos más que la anterior.
Para caramelizar las cebollas:
Su elaboración requiere de un proceso de unos treinta a cuarenta minutos de lenta cocción mediante salteado en sartén (a veces hasta alcanza una hora). De por sí, la cebolla contiene azúcares naturales que mediante el lento salteado van logrando poco a poco el color marrón típico de la cebolla caramelizada que buscamos.
Sin embargo, en algunas ocasiones para aminorar el tiempo que lleva su lenta elaboración se añade azúcar refinada o miel. Cuece tiras de cebolla con agua hasta que la cebolla se vaya encogiendo y ablandando. Otro consejo es ir añadiendo agua durante el proceso para evitar que la cebolla se queme.
Un término crujiente y dorado:
Para llegar a este punto se necesita un poco más de grasa, debes cocinarla con más aceite. Cuando hayan llegado al tono oscuro deseado, lo mejor será que las escurras en papel de cocina para que el excedente esta grasa se quede en él y no en tu estómago.
Cebolla asada
Si se te antoja prepararla en la parrilla, disfruta de su textura y dulzor junto con algo de carne y otras verduras. Si envuelves la cebolla entera en papel de aluminio y la colocas encima de la parrilla, reducirás el tiempo de cocción a 10 minutos a fuego intenso. Puedes comprobar su punto de cocción pinchándola con un cuchillo.
Cebolla sofrita
Si cocinas la cebolla en pequeños trozos con unas gotas de aceite y un poco de caldo de verduras, verás como la base y salsas de tus platos favoritos como pasta, tortillas, risottos, sopas ganarán un sabor diferente.
Por otra parte, te contamos algunas teorías que aseguran funcionar para que al cortar las cebollas no sufras, vale la pena intentar:
Hielo
Corta o pica la cebolla y ponla en un bol con agua y hielo durante 15-20 minutos. Se dice que, con este sencillo truco, la cebolla se suaviza y deja de picar, pero mantiene su sabor y textura crujiente. También puedes llenar un recipiente con agua fría y dejarlo media hora en el congelador.
Sal y vinagre
Si no tienes hielo, puedes echarle sal y vinagre (o sólo sal) cuando ya esté cortada y cubrirla con agua durante 5-10 minutos. Pasado el tiempo, debes enjuagarla con agua limpia. Igualmente, hay versiones en las que se puede añadir la sal y el vinagre directamente sin agua, dejar que la cebolla se empape bien durante un minuto y después aclararla rápidamente con agua. Es eficaz, pero parece que afecta a su sabor.
Limón
Otra forma de rebajar la intensidad de esta verdura es usar el zumo de limón mezclado con agua fría o con agua y hielo. Deja reposar 15 minutos y listo. También podrías echar el zumo de limón sin agua durante un minuto, quita su picor, pero también algo de sabor.
Leche
Este remedio es menos popular, pero también utilizado: sumerge la cebolla ya cortada en leche fría durante 10 minutos. Después solo debes aclararla con agua antes de preparar la receta. Conseguirás un sabor más suave.
Algunos tips sueltos:
- La cebolla tiene un sabor bastante intenso, lo cual a veces es deseable, pero otras veces, esa intensidad de sabor no es algo que quieres en tu platillo. Sorprendentemente, podemos controlar este sabor de dos formas distintas: el tamaño del corte y el tiempo de cocción. Los trozos más chiquitos de cebolla se integran perfectamente en un plato dándoles un sabor sutil y suave, mientras que los trozos grandes tendrán una presencia más notoria.
Por otra parte, cuanto más tiempo cocines la cebolla, su sabor cambiará de un tono picante a uno dulce y más agradable, tal y como te explicamos más arriba.
- Si necesitas controlar el sabor en un platillo en el que este ingrediente va crudo, como en una ensalada o en una salsa, lo que necesitas hacer es sumergir las cebollas cortadas en agua helada o en un líquido ácido, como el jugo de limón o el vinagre por un tiempo de 10 minutos antes de utilizarlo o servir (así no solo no te hacen llorar, sino que el comerlas será igualmente un placer).
- Por otro lado, se dice que puedes remover quemaduras de sartenes, parrillas y otros utensilios de cocina aprovechando las propiedades de la cebolla. Para esto, lo que debes hacer es cortar una cebolla por la mitad, pincharla con un tenedor y frotarla sobre los distintos utensilios que quieras limpiar.
Luego, retira el exceso con un paño húmedo. Con ello conseguirás mantener la grasa, la suciedad y los malos olores controlados.
- Por último, los elementos de hierro se pueden deteriorar por la acumulación de óxido que se presenta en ellos. Para restaurarlos, puedes frotar las hojas de metal de los cuchillos o tijeras oxidadas con una cebolla y después aplicar un poco de grasa. Una vez que las limpies con un paño o tela, la hoja estará libre de óxido.
Esperamos que estos datos te sirvan mucho en la cocina. De todas maneras, nos encantaría que tú también nos compartas esos secretos que sólo salen de la experiencia. ¿Te animas a contarnos algunos?