Las empresas que generan alimentos procesados son cada vez más numerosas en el mundo y Bolivia no es la excepción. Las costumbres alimentarias también han ido cambiando durante los años, pero lastimosamente no para bien en la mayoría de los casos.
Averiguando acerca del tema, que debe ser de suma importancia para todos, nos encontramos con una investigación con datos reveladores acerca de la alimentación de Bolivia, el estilo de vida que llevan los consumidores y las consecuencias causadas por la masificación de la producción de alimentos procesados que realizó La Pública.
La Pública es una plataforma digital fundada no hace mucho que realiza un periodismo y activismo, que en sus palabras: busca fortalecer el ejercicio ciudadano y la construcción de espacios públicos más activos y plurales.
En su investigación se recolectaron los siguientes datos:
Para contextualizar un poco y entender parte de la realidad alimentaria debes saber que las empresas que “concentran la mayor cantidad de ventas en el mercado formal de los alimentos y bebidas en Bolivia, con el 55,7% de los ingresos facturados en el país” son extranjeras y las cuentas con los dedos de la mano, siendo 10 en total. Entre ellas se encuentran: Coca-Cola, Nestlé, Unilever, PIL Andina, Industria de Aceite Fino, la Sociedad Comercial e Industrial Hansa, Miclar SRL (estadounidenses Herbalife), Procesadora de Oleaginosas y CAMSA Industria y Comercio.
Ya te estarás dando cuenta hacia dónde vamos, y es que esta cantidad es muy grande comparada al porcentaje que representan las ventas de incluso 19 empresas puramente bolivianas (42,54%). Esto representa mucho de lo que preferimos consumir los bolivianos, pues como sabes, estas empresas casi, si es que no en su totalidad, son responsables de producir alimentos muy procesados.
Los periodistas recataron este dato preocupante: “Un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado en 2015, alertaba que en el periodo 2000-2013 las tasas más rápidas de crecimiento en las ventas de productos ultraprocesados en América Latina se observaron en Uruguay (146,4%), Bolivia (129,8%) y Perú (107%)”.
Algunos se preguntarán, ¿cuál es el problema?
Pues esta clase de alimentos se define por la OMS como aquellos a los que están elaborados principalmente con ingredientes industriales y casi no contienen ingredientes naturales. Además, en su composición se encuentran conservantes, estabilizantes, emulsionantes, disolventes, aglutinantes, aumentadores de volumen, edulcorantes, resaltadores sensoriales, saborizantes, colorantes y micronutrientes sintéticos que de alguna manera los hacen durables y “exquisitos” para los ojos de los consumidores.
Muchos de estos componentes pueden llegar a producirnos problemas en la salud si se los consume en grandes cantidades o de manera muy periódica, entre ellos hacernos más vulnerables ante tipos de cáncer, diabetes y problemas cardiovasculares. Así mismo, estos están relacionados con grandes cantidades de azúcares, edulcorantes y conservantes que se asocian a enfermedades como el sobrepeso y la obesidad. Cabe destacar que también nos hacen más vulnerables ante la COVID-19, puesto que, si son parte de una mala alimentación, nuestras defensas no tendrán cómo fortalecerse.
Cada vez, la población requiere más estos alimentos debido al pensamiento que los figura como altamente necesarios y no nos damos cuenta de realmente no lo son. Esto, además, afecta a los pequeños productores que pierden visibilidad y claramente ventas, algo que incide en su economía y en cierto modo la del país.
“Datos del INE procesados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) revelan que en los últimos 20 años las compras alimentarias del país se multiplicaron más de 400 veces. Más exactamente, se incrementaron en 448% (a un promedio anual de 22,4%). Lo que en dinero equivale a decir que el país pasó de gastar $us 88,55 millones en el año 2000 a $us 441,5 millones en 2019. Esta última cifra supera el total de las exportaciones agropecuarias nacionales de 2019 ($us 364,6 millones)”, destacó el medio.
Desde luego, también destacaron el trabajo de instituciones como la Fundación Alternativas, La Casa de Les Ningunes, MIGA y Manq’a, Fundación Agrecol, Movimiento Ecoconsumo, entre otros que trabajan para impulsar una mejor alimentación en el país.
Y las que te presentamos son solo algunas cifras que como verás, reflejan una situación preocupante que deja mucho para pensar en nuestras decisiones alimentarias. Tener una dieta saludable no es algo muy complicado, pero si requiere de voluntad.
Sabemos que quitar en un 100% los alimentos procesados de nuestra dieta es difícil, pero podemos llevar un equilibrio que nos haga disfrutar de los productos sin afectar nuestra salud a largo plazo. Además, estaremos contribuyendo a un grupo más grande, todos salimos ganando de alguna manera.
La investigación contiene muchos más datos interesantes, te la dejamos aquí por si la quieres ver, te vas a sorprender más aún.