La alimentación se trata de un conjunto de acciones por las cuales se proporcionan alimentos al organismo incluyendo la selección de los alimentos, el cocinado y su ingestión. Por ello, este proceso depende de muchas variantes, desde nuestras necesidades individuales y la disponibilidad de alimentos hasta aspectos psicológicos. Eso sí, es una necesidad vital para la supervivencia del humano.
La salud, por ende, depende mucho de la variedad y tipos de alimentos que ingerimos que contienen nutrientes fundamentales para la vida. Cuidar de ella es muy fácil con un poco de información y conocimiento sobre estos elementos y así podemos alcanzar un equilibrio entre salud, bienestar y placer. Cabe resaltar que buena alimentación no solo mejora nuestro bienestar físico, sino que también incide en nuestro estado de ánimo, ya que nos ayuda a sentirnos con más energía.
La importancia de la alimentación para cualquier persona, reside en poder cumplir las necesidades nutricionales que requiere el cuerpo para funcionar correctamente, teniendo como resultado un buen estado de salud. Nuestro cuerpo necesita de alimento para:
- Sanarse o realizar un proceso de recuperación
- Combatir enfermedades e infecciones
- Evitar complicaciones relacionadas con el peso
- Crecer y fortalecerse
Y nos puede beneficiar para:
- Mejorar el estado de ánimo.
- Mejorar la circulación sanguínea.
- Combatir el cansancio y la fatiga crónica.
- Retrasar el proceso de envejecimiento.
- Ayudar a fortalecer el sistema inmunitario.
- Reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
- Ayudar a conservar la piel, el cabello y uñas sanas.
- Prevenir y combatir las enfermedades cardiovasculares.
- Estimular el sistema nervioso y mejorar la salud cognitiva.
Por todo esto, no podemos negar que no solo comer, sino comer sano y equilibrado nos protege de sufrir ciertas enfermedades. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) explica que no existe una sola dieta para todos, sino que depende de las necesidades nutricionales de cada individuo. Sin embargo, todas las personas requerimos de una dieta equilibrada en la que se cuente con alimentos variados en tipo y cantidad.
¿Cómo se construye una buena alimentación?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos explica que una buena alimentación no es aquella que excluye grupos de alimentos con el fin de reducir el número de calorías más bien moderarlas y complementarlas consiguiendo un equilibrio. En la práctica podemos:
Añadir productos de los tres grupos de alimentos, o sea, carbohidratos (azúcares), grasas y proteínas (leguminosas, carnes, lácteos, etcétera) en cantidades necesarias, pues al combinarlos podemos recibir los nutrientes necesarios.
Ingerir las cantidades apropiadas de alimentos, idealmente estas deben ser porciones equitativas, a no ser que por indicaciones médicas se realicen ajustes en nuestra dieta.
Cuidar el consumir las cantidades necesarias para cubrir las necesidades del organismo, así aseguramos que el cuerpo pueda llevar a cabo todas sus funciones.
No excluir ningún grupo nutricional, nuestra dieta debe ser debe ser variada y tiene que adaptarse a los requerimientos de cada cuerpo según la edad, el peso y el estado de salud.
No es aconsejable improvisar los menús, para obtener platos completos y controlados lo mejor es planear cada plato con anticipación, así no los reemplazamos con alimentos perjudiciales.
En nuestros platos:
Incluir alimentos bajos en grasa, podemos optar por consumir alimentos fuentes de ácidos grasos saludables, como la palta, el aceite de oliva o el pescado.
Evitar grasas saturadas como aceites hidrogenados, frituras y demás, consumir carbohidratos y almidones o estos grupos en específico de manera moderada no es malo, está bien comer pequeñas porciones de ellas, pero no hacerlas parte de nuestra dieta diaria.
Consumir alimentos con fibra, dentro de las principales fuentes de fibra dietética se encuentran los cereales integrales, las legumbres y los vegetales que son fundamentales para regular la digestión, prolongar la saciedad y controlar el colesterol.
No olvidar las vitaminas, minerales y antioxidantes, para obtener dosis adecuadas de estos elementos se recomienda consumir de 5 a 6 porciones de frutas y vegetales al día. En realidad, las frutas y verduras deben ocupar la mitad de la comida.
Cabe resaltar que también los encontramos en otros alimentos sanos como los cereales integrales y carnes magras.
Limitar el azúcar y la sal: el azúcar blanco, la panadería, las golosinas y otras las fuentes de azúcar refinada o industrializada deben limitarse al máximo, pues es uno de los enemigos de la salud metabólica y el peso.
Por otro lado, la sal está presente prácticamente en nuestro día a día, por lo que es saludable limitarla y revisar las etiquetas de los empaquetados para no caer en excesos.
Incluir proteínas de alta calidad, las carnes magras, legumbres y lácteos son algunas fuentes de proteínas de alta calidad, así como otros elementos tales como legumbres. Si existe un consumo diario y moderado, se puede recargar el cuerpo de energía y cuidar la salud muscular y metabólica.
Intentar comer despacio, los expertos siempre recomiendan masticar bien los alimentos y consumirlos en un lugar tranquilo, dedicar el tiempo necesario a la comida para una mejor digestión y metabolización.
Tener control de las porciones, por ejemplo, en lugar de comer tres porciones exageradas, lo mejor es dividir los platos en cinco o seis comidas al día, lo que conseguirá evitar tener hambre entre comidas.
Así como ves, cambiar nuestros hábitos alimentarios es una de las mejores formas de promover la salud del organismo, cuidar nuestro estado de ánimo y llevar una calidad de vida óptima. Estos son solo algunos consejos, adopta los que más te convengan y disfruta de todo lo que nos dan los alimentos.
Fuentes: Plan Seguro, Nestlé Family Club, Mejor con Salud