El Aphtaphi es una celebración de origen aymara practicada por miles de años. Se trata de un momento especial en el que se comparten los alimentos entre los miembros de una comunidad, amigos o familiares y se refleja la cosmovisión andina. Esta sigue ejerciéndose en países como Bolivia, Argentina, Chile y Perú y lleva consigo normas y significados muy interesantes con los que los pobladores de estas regiones se identifican.
Para comenzar, la palabra “aphtaphi” proviene del vocablo apthapiña, que significa “recoger de la cosecha” o para otros, “traer” y su mayor objetivo es unir a la familia o a la comunidad y, al mismo tiempo, permitir a las comunidades reconciliarse o solucionar problemas con otras que se encuentran distanciadas por discusiones o pleitos a través del diálogo fraterno.
¿De qué se trata?
Según los expertos y conocedores de la cultura e historia boliviana, representa también “una muestra de trabajo solidario, de compartimiento, de confraternización y de convivencia pacífica”, pues durante el aphtaphi, la gente que va a participar lleva comida al lugar de encuentro y más que eso, los pobladores entregan una porción, fruto de sus cosechas y de su producción ganadera.
Esto significa mucho, ya que ellos entregan lo que tienen con libertad, sin restricciones o alguien que juzgue lo que va a aportar. Pueden llevar pedazos de queso, de carne, de huevo o fideo o también grandes cantidades de habas cocidas, carnes, chuño (y chuño puthi), diferentes tipos de papas, ajíes, llajua, mote, huevo duro y plátano cocido por dar algunos ejemplos, pues como te decíamos, no existe medida alguna.
Es más, se hace presente la solidaridad y el sentido colectivo y no individual. El mayor ejemplo de ello es que si alguien no puede llevar ningún tipo de alimento, igual puede compartir debido al sentido de inclusión, incorporación y respeto que comparten los participantes.
Cabe resaltar que es un momento tan especial que no se acostumbra a llevarlo a cabo todos los días, sino en fechas importantes como reuniones, festividades varias, inauguraciones y aniversarios. En este, además, se produce un análisis del estado de las familias y se platica amenamente en torno a esto, un tipo de actualización para saber cómo se encuentran, qué necesitan o qué han aprendido. Asimismo, se convierte en un espacio de comunicación y educación en el que todos comparten aprendizajes, sobre todo las personas mayores tratando de aconsejar a los más jóvenes.
Por otra parte, y no menos importante, se refuerza la relación con la Madre Tierra al pedirle protección y salud, pero también se refleja el vínculo que se tiene con la naturaleza, revalorizando “la interrelación de las personas con los ciclos de producción y la tierra donde se producen los alimentos”. Los pobladores que ejercen el rol de agricultores son los más ligados y agradecidos, pues les da el sustento, por lo que es a ella a quien se deben.
Algunas normas
Para llevarlo a cabo existen formas o disposiciones específicas que dependen mucho de la actividad que ejerza la comunidad entre ellas están la distribución (que incluye a la comida y personas) lineal, circular o cuadrangular. Además, se toman en cuenta ciertas normas de protocolo que incluyen el lugar en donde deben sentarse los varones y las mujeres, la batuta a aquellas personas facultadas para iniciar la práctica, quién pide permiso a la Madre Tierra y quién debe agradecer por los alimentos, entre otros. En resumen, todos cumplen un rol.
La comida proporcionada por los asistentes es acomodada en una “hijilla”, que es un aguayo o una bayeta tendida en el suelo que deja a la vista de todos, los alimentos para que cada uno pueda dejar su aporte y luego compartirlo, también consumiendo lo que los demás llevaron. Eso sí, al finalizar el Apthapi, el alimento que sobre no es desperdiciado, sino que debe ser distribuido entre todos los presentes de forma equitativa.
En Bolivia, al menos, esta costumbre no ha desaparecido totalmente. Es más, se han creado diferentes variaciones y adaptaciones con toques originales que se hicieron populares en eventos y espacios interculturales y sociales que, aunque cambian un poco en forma, pretenden mantener el significado y los valores que la encierra para también mantener y visibilizar nuestra cultura. Incluso, se han creado variantes preparadas desde la cocina gourmet.
Así, podemos ver que aphtaphi representa todo un sentido de retribución, agradecimiento, respeto y responsabilidad con las deidades, los iguales y la naturaleza que debe perdurar por muchos más años. Y que no se olvide que es más que una reunión, es un espacio de aprendizaje, para compartir y demostrar el cariño y respeto a nuestro entorno. Por ello, si tienes la oportunidad de participar en alguno no lo pienses dos veces, es una experiencia increíble.
Y tú, ¿ya habías sido parte de algún aphtaphi alguna vez?
Fuentes: Bolivia Bella, Revista La Brava, Theprisma