Aunque la harina de trigo es la más conocida y utilizada en la gastronomía del mundo, cada vez encontramos más tipos de harinas que además de saludables son bastante versátiles y ahora es más fácil conseguirlas en mercados y supermercados. Aunque puede ser con muchos motivos (sobre todo de salud), lo que más se destaca de estas es la ausencia del gluten.
Aunque estos cereales de manera natural no contienen gluten, hay que tener cuidado y observar bien las etiquetas para comprobar que no hayan sido producidas y envasadas en lugares en los que también se trabaja con harinas con gluten, pues pueden contener restos de esos otros cereales. Por ello, lo mejor será prepararlas en casa, comprarlas a granel o en un lugar de confianza.
Harina de arroz
Esta harina nos regala múltiples beneficios para tu salud gracias a que es una fuente significativa de vitamina A y B, aminoácidos y minerales. Es más que todo utilizada en la cocina asiática, ya sea para hacer tempuras o fideos chinos e incluso galletas de chocolate.
Harina de quinua
Se caracteriza por su sabor fuerte, por lo que usualmente se mezcla con otras harinas. Si hablamos de equivalencias, media cantidad de harina de quinoa equivale a una de harina clásica, de esta forma podrás incluirla en las preparaciones que prefieras, pues además es muy rica en proteínas, hierro, cinc y otras vitaminas.
Harina de avena
Esta harina lleva consigo una gran cantidad de fibra, que ayuda a reducir el colesterol malo y aporta hidratos de carbono de absorción lenta, los cuales ayudan a prolongar la sensación de saciedad durante más horas. Es mucho más versátil, pero mayormente añadida a preparaciones dulces.
Harina de amaranto
Es bastante singular en sabor, pero también una vez añadido, por ejemplo, proporciona una textura suave al pan, aunque lo más común es que se utilice para elaborar cereales, pastas, panqueques, galletas dulces y otros productos horneados, en los que también se pueden combinar harinas.
Harina de maíz
Es un ñoco más pesada, pero perfecta para la elaboración de panes y tortas. Si buscas algo más liviano se puede optar por la maicena, que sirve también como aglutinante para salsas. Gracias a que contiene yodo, ayuda a regular el colesterol, procesar los hidratos de carbono y además, fortalece nuestra piel y uñas.
Harina o almidón de yuca
Con un sabor suave, esta se utiliza mucho en América del Sur, para la elaboración de guisos, panes y repostería, ya que ayuda a que los panes son más fáciles de masticar. Además, se puede utilizar como espesante y almacenarla por mucho más tiempo que otras.
Harina de garbanzo
Esta harina es muy habitual en Oriente, en países como India o Pakistán y poco a poco comienza a usarse más en Occidente. Se extrae del garbanzo molido y contiene los mismos nutrientes que el alimento en su estado original como proteínas, hidratos, minerales, fibra y muchas vitaminas. Eso sí, su textura es un poco más densa y el sabor es diferente a las otras.
Harina de almendras
Por su sabor dulce, esta harina es la preferida en la repostería. Además, es rica en proteínas, fibra, vitamina E y grasas saludables. Si decides utilizarla, puedes añadir un 25% a la mezcla de harinas o utilizar hasta un 50% o más en preparaciones que lleven levadura y huevos. Te recomendamos conservarla en un buen lugar para evitar que se eche a perder.
Como verás, existen diversos tipos de harinas que pueden ser parte de tu dieta con facilidad, solo deben adaptarse a lo que buscas y con algunos intentos descubrirás tu favorita. Disfruta de las que más te gusten y cuida tu salud.
Y a ti, ¿cuál te gustó más?
Fuentes: Glotones sin Gluten, La Vanguardia, Celidad, Qué Cocino