Ubicada en una de las calles de la ciudad maravilla y entre luces tenues que atraen a todos los que pasan, invitándolos a cruzar esas llamativas puertas rojas, La Crêperie se ha convertido en una experiencia impregnada de sabores y colores.
“El plato blanco es nuestro lienzo”, fueron las palabras de Paola Herrera, ingeniera comercial de profesión y propietaria de La Crêperie, quien hace un año tuvo el sueño de poder tener un lugar donde la gente se sienta libre de ir a charlar, deleitarse de la buena música o leer su libro preferido, pero sobre todo de disfrutar una experiencia que llena todos los sentidos.
Es así que la inspiración principal para la creación de este lugar fue la ilusión de la vida, y es claro notarlo ya que al visitarlo podemos ver que cada espacio decorado nos invita a descurir historias. Otra motivación para Paola fue un pequeño lugar en Berlín, el cual le ayudo a formar la idea y el concepto de La Crêperie.
La Crêperie participa en eventos culturales, como fue el intercambio de libros; charlas, y apoyar a músicos locales. El foco del establecimiento son los crêpes, se los encuentra desde dulces hasta salados, y para acompañarlos se cuenta con una variedad de bebidas frías y calientes, además de brownies, pies y cheesecakes.
La frutilla para La Crêperie es uno de los ingredientes principales, ya que varias recetas por no decir la mayoría son trabajadas con este ingrediente, desde su especialidad, los crêpes, hasta tés o jugos, esta fruta está presente en las delicias que este lugar ofrece, una de ellas es el té con limón y especias que solo se encuentra en La Crêperie.
Esta pequeña empresa trabaja mucho en tema de concepto y calidad, es por eso que ya ha cautivado a muchos comensales, ya que la atención invita a mas que consumir, a conocer nuevas personas y a disfrutar de la experiencia de los sentidos.
