Roberto Mamani Mamani, “soy un aymara de raíces fuertes”

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Roberto Mamani Mamani, es un artista autodidacta que ha desarrollado su plástica a partir de la visión y sentimientos originarios de su pueblo. Con más de 30 años de experiencia, vive del arte lo que define como una pasión envolvente, un éxtasis de los colores. Algunos lo conocen como mensajero de nuestra cultura y de nuestra identidad, pero de lo que no hay duda es que es un orgullo boliviano.

1. ¿Para ti que significa la comida?

Soy fruto de un amor prohibido entre un quechua y una aymara, mis padres escaparon a Cochabamba y es allí
de donde recibí el buen comer. Tengo gusto por comer y por probar nuevos sabores.

2. ¿Cuál es tu plato favorito?

Me gusta el Puchero y me encanta la papa.

3. Al momento de comer, que es lo que no puede faltar?

El locoto, cuando voy a comer algún lugar, la llajua me determina como estará el plato que pedí. La llahua es
para degustar, tiene que estar balanceada con una buena quilquiña o huacataya, también con trozos de cebolla.

4. ¿Tienes alguna dieta especial?

Me jacto ser un caminante de Los Andes, puedo disfrutar de todo y tengo un estómago de monolito.

5. ¿Cuál consideras que es la mejor compañía para comer?

Buena música y una persona conversadora, esos complementos hace que pueda disfrutar.

6. ¿Qué fue lo más extraño que comiste?

En el último viaje a China comí brocheta de alacrán y también en Corea comí pulpo vivo.
7. ¿Qué tan importante es el vino en tu vida?Es un gusto adquirido no tan determinante. He diseñado etiquetas para vinos, y fue toda una experiencia.

8. ¿En qué punto el arte y la gastronomía se unen?

En el acto vivo de las cosas que te dirigen a gozar y disfrutar y en ese momento tu espíritu entra en alegría. Es
saber apreciar donde estas, por ejemplo yo podría estar comiendo en los “agachaditos” y al otro día en un hotel
de 7 estrellas.

9. ¿Qué opinas de la gastronomía nacional?

Nunca se podrá quitar nuestra esencia, no podría competir por cada gastronomía porque es única, pero ha ido
avanzando mucho. Se me viene la mente el ají de papaliza, el ají de trigo que hacia mi abuela o el ají de papa
con Karachi, la yuca con queso en el oriente o el mote con chicharrón. Las comidas nuestras no se cambian por
nada.

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