De pan añejo a vitamina C: el nuevo bioproceso para luchar contra el desperdicio

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El pan es un alimento que no falta en las mesas de las familias alrededor del mundo, ya sea que haya sido elaborado de diferentes formas y tenga distintos nombres, este se produce en cantidades inmensas. Por eso se produce el desperdicio, si bien la venta es también extensiva, la producción muchas veces supera a la demanda, culminando en el desecho de panes en una cantidad exorbitante. 

Algunas encuestas revelan que casi un 70% de los consumidores tira pan cada semana a la basura, lo que supone una pérdida mayor de lo que parece, de recursos, tiempo, energía, entre otros.

Además, debemos aceptar que, internamente, las familias contribuyen a este desperdicio echando a la basura este alimento cuando no se lo consume a tiempo. Ante esto, se han presentado diversas iniciativas con el fin de utilizar este desecho en beneficio, ya sea prestándolo para la elaboración de cerveza, bebidas probióticas o incluyéndose en el proceso de preparación de más pan.

Sin embargo, en esta ocasión te presentamos otra iniciativa más reciente que tiene como objetivo el mismo: luchar contra el desperdicio de pan y aprovechar su composición para crear algo nuevo. Se trata de un bioproceso que expertos han creado para convertir este desperdicio en vitamina C. 

Si te preguntas cómo, este proceso se lleva a cabo concretamente con la glucosa que tiene el pan, la cual se transforma en ácido ascórbico o vitamina C. Los expertos de los cuales te hablamos provienen del ARS (Servicio de Investigación Agrícola) perteneciente al USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos). 

Estos investigadores logran este resultado utilizando bacterias Pseudomonas reptilivora. Lo que pasa es que, a partir de un procedimiento de fermentación se logra favorecer a que estos microorganismos consuman la glucosa de los residuos de pan y terminan convirtiéndola en ácido 2-ceto-D-glucónico. Dicha sustancia química sirve para sintetizar ácido ascórbico y otras sustancias con una amplia gama de aplicaciones, tanto alimentarias como de carácter industrial.

A partir de este proceso, los expertos tienen la esperanza de que, si se sigue esta línea de investigación, este tipo de bacterias podrán proporcionar una alternativa biológica para producir compuestos químicos sintéticos como, por ejemplo, la vitamina C. Esto, entonces, contribuiría positivamente con el objetivo de dicho grupo: mejorar la dieta de la población, al tiempo que se reduce el desperdicio alimentario y el impacto medioambiental. 

Si te preguntas sobre las aplicaciones industriales que esto podría tener, los investigadores explican que esta sustancia química base tiene diversas aplicaciones, se puede utilizar como plastificante, precursor de productos fitosanitarios, detergentes, entre muchos otros más.

Según los miembros, la producción tradicional de ácido 2-ceto-D-glucónico presenta diversos inconvenientes, para comenzar, el proceso es caro, ya que requiere sumar otros elementos como sales minerales, nitrógeno y otros nutrientes. En cambio, utilizando este nuevo procedimiento, la mencionada bacteria sólo se requiere el desperdicio de pan rico en glucosa en una suspensión a base de enzimas y agua destilada. 

Esta sí que es una noticia bastante agradable, ya que combatir esta clase de males es siempre beneficioso para nuestro planeta en todos los sentidos. Sin embargo, hasta que esta iniciativa llegue a todos los rincones del mundo, es importante que, como seres humanos individuales también aportemos desde nuestros lugares a esta clase de cambios. 

Hacerlo no es muy difícil, parte de nuestros hábitos reducir el desperdicio, comprando lo necesario, entender lo que representa poder contar con un pedazo de pan en nuestra mesa, ser agradecidos con lo que tenemos y a la vez ser también del aprovechamiento de este. No olvides que existen diversas recetas en las que podemos utilizar pan duro que al final quedan riquísimas.

Por último, cabe destacar que “el estudio forma parte de la estrategia del ARS para el desarrollo de sistemas y métodos que permitan nuevos usos de valor añadido a productos agroalimentarios, sobre todo si se puede reducir la dependencia de materias primas elaboradas con combustibles fósiles”.

¡Todos podemos ser parte de esto!

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