¿Sabías que últimamente han relacionado mucho a las papas fritas con efectos como la muerte? La verdad es que estos pequeños bocadillos tan populares en el mundo son el placer culposo de cualquiera y objeto de estudio de muchas instituciones, pero nosotros nos preguntamos, ¿realmente son tan malas que se debería prohibir su consumo?
Según un estudio realizado por American Journal of Clinical Nutrition, un mayor consumo de papas fritas y no fritas no está asociado con un mayor riesgo de enfermedades y muerte, pero cuando se trata de un consumo demasiado frecuente, como dos o más veces a la semana sí pueden presentarse conflictos.
Las teorías sobre el aumento de los riesgos para la salud son claros, pues están asociados a las altas cantidades de grasa y sal que, a su vez, aumentan la probabilidad de causar enfermedades cardiovasculares también gracias a las grasas trans, que son un tipo de grasa poco saludable.
Asimismo, se relaciona con la dieta diaria de las personas, ya que aquellas que tienen más probabilidades de comer otros alimentos con alto contenido de sal y grasa como la carne roja y las bebidas endulzadas pueden ser casos de doble riesgo. Con estos resultados, los estudios no marcan una conexión directa entre las tasas de mortalidad más altas entre las personas que comen grandes cantidades de papas fritas, pero sí con ciertas dolencias importantes.
El secreto está en la cantidad y la forma
Bien sabemos que las papas fritas son ricas en grasas y carbohidratos e inevitablemente, al ser crujientes y saladas estimulan las áreas del cerebro relacionadas con el placer y la adicción haciendo que no paremos de comerlas, pero sí hay maneras de mitigar los resultados.
Según el estudio, como ya sabes, el mayor riesgo de muerte se observó en aquellas personas que comían papas fritas más de dos veces por semana, por lo que, en opinión de los expertos, “comerlas una vez a la semana o menos, probablemente tendría un efecto insignificante en la salud”.
Además, doctores de Harvard sugieren que el tamaño de la porción es muy importante. Una porción regular contiene de 10 a 15 papas individuales y entre 130 y 150 calorías, pero los restaurantes de comida rápida generalmente ofrecen tres o cuatro veces esta. Ante esto, es posible que consideremos compartirlas, todo con el fin de cuidar nuestra salud.
No obstante, también depende de cómo las prepares, existen diferentes formas de hacer tus papas más sanas. Una forma es hervirlas antes de freírlas, pues de esta manera las papas absorberán menos aceite y, como consecuencia, tendrán un menor aporte calórico.
También puedes suplir tu antojo con “papas fritas al horno”, las cuales se pueden hacer fácilmente en casa y requieren mucho menos aceite que las fritas. Puedes utilizar de oliva o de canola, lo que es más saludable aún, aunque el sabor cambie un poco.
Pero, si realmente las quieres fritas, te recomendamos prestar atención al aceite con el que cocinas, ya que, al freír los alimentos, no solo les estamos añadiendo más grasas, sino que cuando este se calienta a altas temperaturas, se pueden generar partículas tóxicas, conocidas como aldehídos, que implican riesgos para la salud.
Para reducir estos riesgos, lo mejor será no cocinar con el fuego muy alto durante mucho tiempo y, sobre todo, no reutilizar el aceite, pues cada vez que lo recalientas se incrementa esta toxicidad. Además, puedes elegir un aceite que sea mejor para freír; al parecer, el de oliva tiene menor tendencia a generar esas partículas.
Como ya habrás visto, el problema no está en las papas mismas, sino en nuestros hábitos de consumo y cocina, así que no temas y disfruta de este manjar con moderación, pero con el más grande gusto.
Y tú, ¿cada cuánto comes papas fritas?
Fuentes: La Opinión, Fast Food, Mejor con Salud, Business Insider, El Confidencial