La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), publicó un informe donde advierten que el cambio climático puede ser un gran impulsor de las enfermedades de transmisión alimentaria. En el informe se expresa que los culpables de afectar a los sistemas alimentarios son el aumento de las temperaturas, las sequías extremas, las variaciones en las precipitaciones, la acidificación de los océanos y la mayor incidencia de eventos climáticos extremos.
En este documento se señalasn los problemas de seguridad alimentaria que ya están impuestos, y los que podrían producirse si el cambio climático sigue avanzando. Dentro de los riesgos a los que nos podríamos enfrentar están los microorganismos patógenos, los parásitos, los productos fitosanitarios como los pesticidas, el incremento del nivel de ciertos metales pesados como el metilmercurio.
Así mismo, en el incremento de las micotoxinas, como las aflatoxinas y las fumonisinas generadas por diferentes especies de hongos que proliferan en aquellos cultivos que, o bien están expuestos durante bastante tiempo a un elevado nivel de humedad, o en condiciones de sequías severas influyen de la misma manera.
Los expertos tienen como objetivo prevenir el problema antes de que sea demasiado tarde para darle solución, por lo que recomiendan que se trabaje en la construcción de sistemas alimentarios resilientes. Esto supone que dichos sistemas tengan la capacidad de adaptarse de forma positiva a las condiciones adversas y, también, que estos puedan ir actualizándose a medida que se adquieren nuevos conocimientos.
La organización argumenta que para la producción de alimentos es necesario tener en cuenta el cambio climático, ya que es un factor que provocará un cambio en la configuración del escenario de la producción de alimentos a nivel mundial. La solución para ellos es que gobiernos, inversores, productores y consumidores cambien su forma de producir alimentos para hacer frente a los diversos problemas que puede llegar a causar el cambio climático a la salud alimentaria.
Además, en el informe se advierte que la información sobre este problema está muy disipada y poco comprensible, lo que hace que no se pueda tener un impacto en contra de esta. También se argumenta que la globalización del suministro de alimentos está vinculado con una serie de peligros que pueden conducir a un mayor riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos.
Según los datos, “existen evidencias de que el aumento de las temperaturas se relaciona con una mayor participación de la acción de microorganismos patógenos como la Salmonella y las bacterias del Campylobacter en diferentes lugares del mundo. Se ha determinado que patógenos como el género bacteriano Shigella y la cepa E. coli O157: H7, así como otros con una alta persistencia en el medio ambiente como es el caso de la Salmonella, tienen ahora más posibilidades de causar grandes brotes debido a las alteraciones ambientales provocadas por el cambio climático” señala La República.
Lamentablemente, “el cambio climático está alterando la distribución geográfica y los ciclos de vida de las plagas, incrementando la presión que se realizan en los cultivos. La razón es que el aumento de las temperaturas incrementa el metabolismo y actividad de los insectos, lo que inevitablemente favorece las pérdidas en los cultivos de alimentos básicos como el arroz, el maíz y el trigo, especialmente en las zonas templadas del mundo” agregan.
Como ves, este informe es muy valioso, ya que trata diferentes cuestiones, proporciona conclusiones y recomienda diferentes actuaciones y planes de trabajo para reducir el impacto que el cambio climático tiene en la seguridad alimentaria. Por esto, creemos que lo mejor es estar informados y tomar en cuenta esta información tan importante para cuidar nuestra salud y la del resto del mundo.