Tripitas: entre las favoritas de las calles bolivianas

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Las tripitas son un platillo de la comida callejera boliviana que se ha vuelto una tradición para los bolivianos. Es bastante famoso en el departamento de Cochabamba, pero con el tiempo se han hecho muy queridas en otras partes de Bolivia como La Paz y Oruro, entre otros.  En este, la estrella es la proteína, pero con la compañía esencial de otros ingredientes propios de nuestras tierras. 

Las mismas se preparan en diversos puntos de las ciudades a partir del mediodía, aunque con la expansión de los puestos de comida incluso podrían encontrarse a cualquier hora del día, dejándonos ver parte de su preparación, pues se sirven al instante, bien calientitas ya sea para comer en la calle alrededor de las caseritas o para llevar a casa. 

Aunque esta parte puede provenir de distintos animales, en este caso se utiliza la tripa o ducto digestivo de la vaca, también conocido en nuestra región como “chinchulín”. Desde hace cientos de años, nuestros ancestros alrededor del mundo han experimentado y aprovechado cada parte del animal para alimentarse, resultando más tarde en platillos que encontramos en nuestro diario vivir. 

Además, recibe diferentes denominaciones, dependiendo de la región o país, tales como: callos, mondongo, guatita, tripa mishque, pancita o menudo. Asimismo, suelen encontrarse a la venta frescos, cocidos en su propia gelatina, en lata y envasados al vacío.

Foto: A Gringo in Bolivia

Su consumo se ha popularizado con el tiempo, no solo por su menor precio en relación con otros cortes y partes, sino también por sus beneficios nutricionales. Los expertos han encontrado en ella una fuente poderosa de hierro, además de vitamina B12 y algunos minerales, ayudando, entre otras cosas, a manejar el estrés y prevenir la anemia. Además, se dice que una porción de esta ayuda a cumplir con la ingesta diaria recomendada de proteína.

Preparación 

Preparar este platillo, aunque parezca sencillo, lleva mucho tiempo de dedicación. Para empezar, se deben lavar muy bien las tripas al menos unas seis veces y luego volcarlas para extraerles la grasa y la suciedad. Una vez limpias, se las deja cociendo en una olla con agua durante cuatro horas o más, de modo que queden blanditas.

Una vez cocidas, se escurren y vuelven a lavar para luego cortarlas en porciones. Todo este trabajo previo se realiza en casa desde la madrugada y lo que nosotros vemos en las calles son los últimos pasos: las caseritas calientan grandes peroles a fuego fuerte con un bastante aceite para freír las tripitas con sal hasta que doren. Algunas quedan blanditas y otras bastante crujientes. 

Foto: Recetas de Bolivia

Eso sí, también intervienen sus infaltables complementos también fritos: la papa, el mote y a veces chuño, los cuales se sirven juntos y se bañan con una salsa picante de solo de ají o ají y maní, resultado en un deleite de un precio bastante cómodo y un tamaño perfecto, ya sea para la sajra hora o a modo de un bocadillo por la noche. 

Definitivamente, este es uno de los manjares que causa bastante controversia, pero también gusto entre los amantes de la comida callejera boliviana, por lo que ahora podemos ver un gran número de puestos dedicados a su elaboración. Si aún no lo has probado, no esperes más, al menos para quitarte la curiosidad, quien sabe y te conviertes en su fan número uno. 

Y tú, ¿eres amante de las tripitas? 

Foto de portada: Sabores Bolivianos

Fuentes: Comidas Bolivianas, Opinión, Cocina Delirante

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